Cada día se hace más necesario estar atentos a las señales que indican deficiencias nutricionales en nuestra alimentación habitual, pues no siempre todos los nutrientes están presentes ni mucho menos en las cantidades adecuadas para un equilibrio adecuado de nuestras funciones orgánicas.
Por ejemplo, las vitaminas del Complejo B están asociadas al correcto funcionamiento del sistema nervioso y metabolización de la energía que consumimos a través de los carbohidratos, las grasas y las proteínas de los alimentos.
"Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de vitamina B en general nos referimos a un complejo formado por 8 vitaminas: la tiamina (B1), la riboflavina (B2), la niacina (B3), el ácido pantoténico (B5), la piridoxina (B6), la biotina (B7), el ácido fólico (B9) y la cobalamina (B12). Quizás las más conocidas son las dos últimas, pero todas juegan un papel muy importante en nuestra salud y debemos mantenerlas en sus valores recomendados", señala el portal BestProtein dedicado a temas nutricionales.
Las B también son vitaminas que tienen una función importante en la producción de glóbulos rojos, la síntesis del ADN y el ARN en la reproducción celular, la digestión y salud intestinal, así como la buena salud de la piel, el cabellos y las uñas.
A continuación, te detallamos cuáles son los síntomas que producen una llamado de atención sobre la deficiencia de algunas de las vitaminas del Complejo B, importantes a tener en cuenta.
Son notorias las señales de un déficit en el Complejo B en nuestros organismos, porque entre otras cosas se presentan los siguientes síntomas:
Fatiga crónica y debilidad
Problemas de memoria y concentración
Irritabilidad y cambios de humor
Entumecimiento o hormigueo en manos y pies
Pérdida de cabello y piel seca
Anemia y palidez
Dificultad para conciliar el sueño y problemas digestivos
De esta sintomatología deriva la importancia de seguir una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en vitaminas del complejo B: carne, pescado, huevos, lácteos, legumbres, frutos secos y vegetales verdes deben estar presentes en nuestras comidas diarias.
De ser necesario, también existe la posibilidad de tomar suplementos complementarios, siempre que claramente estén recomendados por el médico de confianza o nutriólogo.