Todos sabemos lo nutritiva que es la avena, un alimento que trae muchos beneficios a la salud, siempre que se consuma con moderación, sobre todo si se tienen problemas en los riñones. Al menos, el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK) hace la advertencia: la principal contraindicación del consumo de avena la tienen los pacientes renales.
Las razones se fundamentan en que la avena es rica en potasio y fósforo, dos minerales que los riñones deben filtrar. El consumo del cereal en exceso hace que estos minerales lleguen a acumularse en la sangre, lo que puede ser problemático para las personas con enfermedades renales.
Y no solo sufren los riñones, pues el superávit de potasio también causa problemas cardíacos graves, mientras que el exceso de fósforo puede debilitar los huesos, causar otras molestias y dolores articulares.
"Si el potasio se acumula en la sangre, origina problemas en el corazón, mientras que demasiado fósforo extrae el calcio de los huesos, lo que los hace más delgados, débiles y con mayor probabilidad de romperse. Los niveles elevados de fósforo también producen picazón y dolor en los huesos y articulaciones”, señala la NIDDK.
Es por ello que en el protocolo alimenticio de los pacientes renales, la elección de los alimentos viene dada por los bajos índices de potasio y fósforo en sus composiciones nutricionales. Esto es especialmente importante para las personas que tienen insuficiencia renal, piedras, quistes y cáncer en los riñones.
Por ser una fuente excepcional de proteínas, no se trata de eliminarla de la dieta de tus riñones, pero sí de comerla tomando en cuenta algunas recomendaciones muy útiles para que sea saludable y seguro su consumo.
Controla la porción: consume avena en cantidades moderadas. Una porción típica es alrededor de 1/2 taza (40-50 gramos) de avena seca. Lo mejor siempre es consultar a un nutriólogo, que podrá ayudarte a determinar la cantidad adecuada para ti.
Elige avena baja en fósforo: en el mercado se encuentran algunas marcas de avena que pueden tener menores cantidades de fósforo. Siemre revisa las etiquetas nutricionales para hacer elecciones informadas y lo más adecuadas posibles a tus necesidades específicas.
Combina con otros alimentos: resulta que ayuda mezclar la avena con alimentos bajos en potasio y fósforo, entre ellos manzanas, arándanos, o fresas. Con esta estrategia puedes ayudarte a equilibrar la ingesta de estos minerales.
Remoja la avena: remojar la avena en agua durante la noche reduce los niveles de antinutrientes como el ácido fítico, lo que mejora la absorción de minerales esenciales y facilita definitivamente la digestión.
Varía tu dieta: no te quedes solo en el consumo diario de avena. Es importante variar con otros cereales en el desayuno, por ejemplo, que sean bajos en potasio y fósforo, como arroz blanco entero o en crema, así como pan blanco.
Consulta a un profesional: siempre que tengas dudas con qué puedes mejorar o poner en riesgo tus problemas renales, lo mejor será consultar un médico o nutriólogo, en busca de recomendaciones adecuadas y ajustadas a tu condición particular.