Perros, gatos, peces y loros suelen ser excelentes compañía en nuestros hogares, pero muchos son los riesgos y peligros que las diferentes especies animales viven en este planeta Tierra caótico y en guerra.
Es por eso que la Liga Internacional de los Derechos del Animal proclamó la Declaración Universal de los Derechos de los Animales el 15 de octubre de 1978 y luego se impulsó la celebración del Día Internacional de los Derechos de los Animales, a celebrar todos los 10 de diciembre.
Según la Proclamación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales:
Todos los animales nacen iguales y tienen derecho a existir.
Los animales tienen derecho a ser respetados y a recibir atención, cuidados y protección.
Los animales salvajes tienen derecho a vivir libres en su ambiente natural y a reproducirse.
Los animales que viven con humanos tienen derecho a vivir y crecer de acuerdo con su especie.
¿Podemos la raza humana vivir en el reconocimiento de los derechos de los animales y persuadir a la humanidad de que todos los seres sensibles merecen bondad y respeto? ¿Es posible reflexionar sobre cómo nuestras acciones afectan a los animales? ¿Podemos trabajar para fomentar una cultura del cuidado y respeto por cada criatura creada por la naturaleza?
Son algunas de las cuestiones que pretende llamar la atención este tipo de celebración.
Los grupos de activistas pro defensa de los derechos de los animales proponen seguir unas cuantas pautas y acciones concretas, tales como:
Evitar o al menos reducir el consumo de carne.
Evitar consumir productos de origen animal procedentes de lugares donde los animales estén en malas condiciones o vías de extinción.
Negarse a usar productos que sean testados en animales.
No asistir a eventos donde se evidencie la crueldad con los animales.
Adoptar, no comprar animales como mascotas.
Llevar a tu animal de compañía a revisiones veterinarias periódicas y mantener sus esquemas de vacunación al día.
No usar pólvora ni pirotecnia en días festivos, porque el ruido que produce causa mucho malestar en animales domésticos e, incluso, los que tienen vida silvestre.
Cuida el medio ambiente para que ellos puedan vivir en sus hábitats naturales.