Otra de las celebraciones que por extrañas que sean no dejan de tener un significado que impacta a la consciencia, encontramos al Día Mundial del Escepticismo. Se festeja el 20 de diciembre y busca homenajear al investigador Carl Sagan, un afanado divulgador de esta corriente filosófica.
La peculiaridad de esta jornada se centra en la promoción de un pensamiento particular, libre y crítico, que de paso al desarrollo y progreso de las diferentes sociedades que conforman el mundo de hoy. ¿Se puede lograr si nunca cuestionamos lo aprendido, lo normado y lo creído con fe infinita?
La palabra escepticismo viene del griego skeptikós, que deriva del verbo skeptomai, que significa "mirar", "examinar" u "observar cuidadosamente".
El escepticismo es una doctrina filosófica que se centra en la duda certera de que no es posible conocer ni palpar a la verdad objetiva. Aquí no existen las verdades absolutas, solo el cuestionamiento constante al conjunto de creencias establecidas y el análisis duro de las pruebas que dan cuenta de ellas.
Nació en la antigua Grecia y fueron filósofos como Pirrón de Elis y Timón de Flionte quienes promovieron a esta disciplina del pensamiento. Pirrón de Elis, que solía decir que “nunca llegarás a conocer la verdad”, pensaba que la diversidad de opiniones existe por igual entre sabios e ignorantes.
"Cualquier opinión que yo tenga puede ser repudiada por personas igual de listas y preparadas que yo, y con argumentos tan válidos como los míos", pensaba Pirrón, filósofo que la historia reconoce como el padre del escepticismo.
Pero fue Carl Sagan quien en tiempos más cercanos impulsó la duda como principio básico de la búsqueda de verdades. Fue astro biólogo, astrofísico, astrónomo, cosmólogo, escritor y divulgador científico, célebre autor y creador del programa televisivo El cosmos, un viaje personal, que el mismo narraba y producía. Son clásicos adaptados audiovisualmente sus libros El cosmos y Contacto.